lunes, 24 de febrero de 2020

La Puerta de la Poesía: "Clases sociales", de Isabel Pérez Montalbán.

CLASES SOCIALES



"Los pobres son príncipes que tienen que reconquistar su reino."
Agustín Díaz-Yanes. 
Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto

Con seis años, mi padre trabajaba
de primavera  a primavera.
De sol a sol cuidaba de animales.
El capataz lo ataba de una cuerda
para que no se perdiera en las zanjas,
en las ramas de olivo, en los arroyos,
en la escarcha invernal de los barrancos.
Ya cuando oscurecía, sin esfuerzo,
tiraba de él, lo regresaba níveo,
amoratado, con temblores
y ampollas en las manos,
y alguna enredadera de abandono
en las paredes quebradizas
de sus pulmones rosa
y su pequeño corazón.

En sus últimos años volvía a ser un niño:
Se acobardaba del frío proletario
-porque era ya sustancia de sus huesos-,
del aroma de salvia, del primer cine mudo
y del pan con aceite que le daban al ángelus,
en la hora de las falsas proteínas.
Pero su señorito, que era bueno,
con sus botas de piel y sus guantes de lluvia,
una vez lo llevó, en coche de caballos,
al médico. La falla la memoria
del viaje: lo sacaron del cortijo sin pulso,
tenía más de cuarenta de fiebre
y había estado a punto de morirse,
con seis años, mi padre, de aquella pulmonía.
Con seis años, mi padre.

Isabel Pérez Montalbán, El frío proletario, Antología 1992-2018, Visor

domingo, 16 de febrero de 2020

La Puerta de la Poesía: "La cojita", de Juan Ramón Jiménez.


La cojita
      
       La niña sonríe: “¡Espera,
voy a cojer la muleta!”
       Sol y rosas. La arboleda,
movida y fresca, dardea
limpias luces verdes. Gresca
de pájaros, brisas nuevas.
La niña sonríe: “¡Espera,
voy a cojer la muleta!”
       Un cielo de ensueño y seda,
hasta el corazón se entra.
Los niños, de blanco, juegan,
chillan, sudan, llegan:
                                    “… menaaa!”
La niña sonríe: “¡Espeeera,
voy a cojer la muleta!”
       Saltan sus ojos. Le cuelga,
jirando, falsa, la pierna.
Le duele el hombro. Jadea
contra los chopos y ríe: “¡Espera,
voy a cojer la muleta!”
       Mas los pájaros no esperan;
los niños no esperan. Yerra
la primavera. Es la fiesta
del que corre y del que vuela…
La niña sonríe: “¡Espera,
Voy a cojer la muleta!

Juan Ramón Jiménez

domingo, 9 de febrero de 2020

La Puerta de la Poesía: "Alma desnuda", Alfonsina Storni.




Alma desnuda, Alfonsina Storni.



Soy un alma desnuda en estos versos,
Alma desnuda, que angustiada y sola,
Va dejando sus pétalos dispersos.
Alma que puede ser una amapola,
Que puede ser un lirio, una violeta,
Un peñasco, una selva y una ola.
Alma que como el viento vaga inquieta,
Y ruge cuando está sobre los mares,
Y duerme dulcemente en una grieta.
Alma que adora, sobre sus altares,
Dioses que no se bajan a cegarla;
Alma que no conoce valladares.
Alma que fuera fácil dominarla
Con sólo un corazón que se partiera
Para en su sangre cálida regarla
Alma que cuando está en la primavera
Dice al invierno que demora: vuelve,
Caiga tu nieve sobre la pradera.
Alma que cuando nieva, se disuelve
En tristezas, clamando por las rosas
Con que la primavera nos envuelve.
Alma, que a ratos, suelta mariposas
A campo abierto, sin fijar distancia,
Y les dice: libad sobre las cosas.
Alma que ha de morir de una fragancia,
De un suspiro, de un verso en que se ruega,
Sin perder, a poderlo, su elegancia.
Alma que nada sabe y todo niega.
Y negando lo bueno el bien propicia,
Porque es negando como más se entrega.
Alma que suele haber como delicia
Palpar las almas, despreciar la huella,
Y sentir en la mano una caricia.
Alma que siempre disconforme de ella,
Como los vientos vaga, corre y gira;
Alma que sangra y sin cesar delira
Por el oro precioso de una estrella.

domingo, 2 de febrero de 2020

Puerta de la Poesía: "¿Qué será ser tú?", Ana Rosetti.


QUÉ SERÁ SER TÚ




Qué será ser tú.

Éste es el enigma, la atracción sobrecogedora

 
de conocer, el irresistible afán de echar el ancla

 
en ti, de poseerte.

 
Qué será la perplejidad de ser tú.

 
Qué, el misterio, la dolencia de ser tú y saber.

 
Qué, el estupor de ser tú, verdaderamente tú y,

 
con tus ojos, verme.

 
Qué será percibir que yo te ame.

 
Qué será, siendo tú, oírmelo decir.

 
Qué, entonces, sentir lo que sentirías tú.


ANA ROSSETTI,  Punto umbrío, 1996