jueves, 2 de abril de 2020

Recomendación de María López Gálvez, alumna de 4º de ESO A

María Reig, Papel y tinta, Suma, 2019.


Al principio no me esperaba que me gustara tanto pero me ha encantado. Me gusta ver cómo, aunque se observan cosas machistas en el libro (por la época en la que ocurre la trama), la protagonista no se rinde y, aunque dude, termina haciendo lo que piensa y quiere. No es una mujer cuyo sueño sea formar una familia y tener hijos, ella desea conocer mundo y escribir, vivir su vida como ella elija y no como el mundo espera que la viva.

El argumento de la obra es el siguiente:


Elisa Montero, una joven apasionada por el periodismo y la escritura, se fue a vivir con su tía a los 7 años para poder recibir una educación, ya que su madrina estuvo casada con un hombre de dinero. Desde entonces ella vive en Madrid y como regalo de 18 cumpleaños pedirá poder trabajar en el periódico El Demócrata, algo nada normal para una mujer de su estatus en el año 1919. Don Ernesto, jefe del periódico y como un padre para ella, accede, aunque trabajaría como secretaria ayudante. A su madrina, no le gustaba la idea y le prohibió escribir, como le había prohibido muchas otras cosas. Elisa, movida por su pasión e impulsada por su amiga Catalina, otra mujer soñadora y luchadora de la época decidió empezar a escribir crónicas con un pseudónimo: Pedro Liébana. Escogió este nombre como homenaje a un niño que conoció cuando llegó a la capital, herido de bala, pero su tía se había encargado de que lo diera por muerto (aunque pronto descubriría que no lo estaba y que ese nombre solo iba a traerle problemas). Para no levantar sospechas, comenzó a disfrazarse de hombre; ahora tenía dos vidas, la de Elisa, en la que se llegaría a casar con Francisco de las Heras y Rosales (uno de los hombres más ricos de España) y la de Pedro, en la que viviría aventuras de periodista, disfrutando de todas las libertades de ser un hombre. Para no resultar nada sospechoso, incluso tuvo que fingir que Catalina, su mejor amiga, era su novia. Vivió anécdotas muy divertidas con Olivier Pascal, su compañero de trabajo y amigo que, pronto descubriría que llegó a Madrid desde Francia para descubrir la verdad. Elisa intentó alejarse de él para que no la descubriera pero, Pascal no iba a rendirse ya que él era Pedro Liébana, el niño con el que Elisa pasó aquel verano. Olivier le contó a Elisa que ese nombre era peligroso y podría traerle problemas y, por eso él y su familia tuvieron que cambiarlos, ya que su padre era un anarquista muy perseguido que había cometido muchos crímenes luchando por sus ideales. Desde entonces los dos entablaron una estrecha amistad que en el fondo los dos querían que fuera algo más pero Elisa estaba comprometida con Francisco. Pascal se fue a Marruecos por trabajo y Elisa se casó. Sus vidas se separaron pero siguieron mandándose cartas. Elisa se pensaba que cuando se hubiera alejado de su madrina, podría vivir la vida que quería pero, su marido seguía impidiéndole trabajar en el periódico e intentaba callarla pidiéndole piezas al piano.




Ella se sentía vacía y ese hueco se llenó cuando Pascal volvió y, esta vez no estaban dispuestos a renunciar a su amor. Al mismo tiempo, la guardia Civil buscaba a Pedro ya que se rumoreaba que su padre estaba en Madrid. Esto les hizo pasar por investigaciones pero decidió disfrazarse de Pedro Liébana solo para poder verse con su amante (Pascal). Pascal la empuja a seguir sus sueños, incluso la anima a volver a reunirse con su familia. Un día, destinan a Olivier a Estados Unidos y, aunque le pide a Elisa que se vaya con él, ella le tiene demasiado miedo al qué dirán. Elisa, cansada de todas las mentiras, escribe una crónica contando toda la verdad, esta vez, firmada por Elisa Montero. Ese es el fin de Pedro Liébana, de su matrimonio (ya que su marido se divorcia de ella por adulterio) de su estatus y se va a vivir al pueblo del que una vez la alejaron. Estuvo un tiempo allí hasta que descubre que su madrina, que había muerto meses antes, le había dejado a ella la herencia y se vuelve a Madrid. Allí, decide cumplir el sueño de su amiga Catalina formando una escuela en su antigua casa. Don Ernesto, le deja escribir artículos para una columna femenina (a ella no le hace mucha gracia, ya que en España estaban pasando cosas mucho más interesantes, como la abdicación del rey) y empieza otra vez su vida. Comienza a buscar a Pascal quién pensaba que estaba muerto, pero descubre que no es así...
María López Gávez, 4º de ESO A

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