CLASES
SOCIALES
"Los
pobres son príncipes que tienen que reconquistar su reino."
Agustín
Díaz-Yanes.
Nadie
hablará de nosotras cuando hayamos muerto
Con
seis años, mi padre trabajaba
de
primavera a primavera.
De
sol a sol cuidaba de animales.
El
capataz lo ataba de una cuerda
para
que no se perdiera en las zanjas,
en
las ramas de olivo, en los arroyos,
en
la escarcha invernal de los barrancos.
Ya
cuando oscurecía, sin esfuerzo,
tiraba
de él, lo regresaba níveo,
amoratado,
con temblores
y
ampollas en las manos,
y
alguna enredadera de abandono
en
las paredes quebradizas
de
sus pulmones rosa
y
su pequeño corazón.
En
sus últimos años volvía a ser un niño:
Se
acobardaba del frío proletario
-porque
era ya sustancia de sus huesos-,
del
aroma de salvia, del primer cine mudo
y
del pan con aceite que le daban al ángelus,
en
la hora de las falsas proteínas.
Pero
su señorito, que era bueno,
con
sus botas de piel y sus guantes de lluvia,
una
vez lo llevó, en coche de caballos,
al
médico. La falla la memoria
del
viaje: lo sacaron del cortijo sin pulso,
tenía
más de cuarenta de fiebre
y
había estado a punto de morirse,
con
seis años, mi padre, de aquella pulmonía.
Con
seis años, mi padre.
Isabel
Pérez Montalbán, El frío proletario, Antología 1992-2018, Visor
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