Juicio en ausencia
Le convino a la Historia mirada angelical:
decoro campesino, compostura devota,
y obstinada firmeza de muchacha ignorante.
Y pues así convino, ved azul mi mirada,
candorosa mi voz, sumisa mi actitud
ante los sabios jueces, doctores de la Iglesia
que a bien tendrán considerar mi causa.
Teólogos y obispos, bachilleres y médicos,
varones hasta cien a ciencia cierta anhelan
de las llamas eternas salvar mi alma
sopesando una a una mis prudentes respuestas
con sus preguntas áspides, que ya me han condenado
aunque sean mis réplicas siempre atentas y cautas:
entregarán mi cuerpo, en carne viva, al fuego,
si no reniego en mí de aquello en lo que creo,
si no desvelo secretos de hadas,
si no ruego perdón por ser yo misma,
si no me pliego a sus reconvenciones:
si en vez de vestir Juan me invisto Juana.
Juan Carlos Friebe, Enseñando a nadar a la mujer casada, Esdrújula, 2021.
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