MI ROSAL
Mi rosal injertado
da siempre rosas blancas.
Borraron sus colores,
le cortaron las alas...
Yo misma no sé, de ellas,
cómo tienen el alma.
Nadie puede cogerlas.
Nadie puede besarlas.
En mi vaso se mustian
siempre dentro de casa.
El color de mis rosas
hubiera sido grana,
como la que, en las noches
de verano que abrasa,
corto y prendo al escote
de mi blusa de rayas.
Sus hojas están hechas
de terciopelo y grana,
del color de la sangre,
del color de la llama...
¡Ay, rosal de mi vida,
te cortaron las alas,
borraron tus colores,
destrozaron tu alma!...
-Yo quiero rosas mías,
yo quiero rosas grana!...
Y se pierden mis gritos
y mi clamor se apaga
¡y se siguen mustiando
mis pobres rosas blancas!...
Amparito González Figueroa
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