LA CANCIÓN DE LA
CHATARRERÍA DE LUKE
Nací en una
chatarrería,
ni siquiera sobre
un montón de trapos
ni en el asiento
de un viejo coche destrozado.
Yo nací bajo el
polvo.
Pero cuando mis
ojos se abrieron
pude arrastrarme
hasta un lado para ver
los árboles y la
hierba moviéndose.
Fue entonces
cuando empecé a soñar
aunque los gusanos
me estuvieran comiendo.
Y por la noche, a
través del metal retorcido,
vi una única
estrella -una, ni tan siquiera dos.
Su luz era algo
formidable
y me enseñó algo
muy valioso
que también será
útil para ti.
Aunque los gusanos
seguían mordiendo y pellizcando,
me enamoré de
aquella estrella.
La miraba
fijamente cada noche,
aquella luz tan
clara y lejana.
Escucha, un
cachorro de chatarrería
aprende a soñar
muy rápido.
Escucha, lo que
veas y ames
es lo que eres.
BENJAMÍN, QUE VINO
DE QUIÉN SABE
DÓNDE
¿Qué debo hacer?
Cuando agarro la
escoba
él se marcha del cuarto.
Cuando traigo la
leña
corre por el patio.
Después vuelve, y
nos abrazamos
por mucho tiempo.
En su pecho
agachado puedo oír
cómo su corazón se calma.
Entonces froto sus
hombros
y beso sus pies
y acaricio sus
largas orejas de sabueso.
Benny, le digo,
no te preocupes.
Yo también conozco el modo
en que la antigua vida persigue a la nueva.
Mary Oliver, Dog songs. (Treinta y cinco poemas y un ensayo).
Valparaíso ediciones, 2015.
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