Alguien dice el dolor y lo escribe.
Yo callo porque temo
esa palabra como al fuego
porque escribo dolor y
siento las astillas debajo de las uñas,
el espejo afilado que atraviesa el ojo,
el cuchillo en
la lengua.
Yo callo porque temo
esa palabra como al fuego
porque escribo dolor y
siento las astillas debajo de las uñas,
el espejo afilado que atraviesa el ojo,
el cuchillo en
la lengua.
De acuerdo,
hay que escribir dolor.
Es un dolor helado,
casi hueco,
bajo un sol que castiga
con vehemencia.
hay que escribir dolor.
Es un dolor helado,
casi hueco,
bajo un sol que castiga
con vehemencia.
A veces es la historia y la condena
de las repeticiones.
A veces es la sombra de un arcángel
de las repeticiones.
A veces es la sombra de un arcángel
que acelera el desorden.
Nieves Muriel
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