intento construir una casa donde quepa mi
abuela
mantengo el orden según sus enseñanzas
lo cocino todo con aceite de oliva
y desconfío de los que tienen dinero
la imagino sentada a esta mesa
en la que nadie nos comprende
lamenta al mirar por la ventana
la lluvia fatal para una cosecha que no existe
he colocado una estampa de su virgen en mi
escritorio
he pedido a una gran empresa tecnológica
permiso para rezar el Ángelus cada mañana
desde este tiempo sin memoria
imagino una sesión de espiritismo con ella:
tras de sí las tierras que sembró para
nosotros
frente a mí la ciudad que no construyó nadie
sentada en su sillón mi abuela observa
cómo el vaso estalla entre mis manos.
Carlos Catena Cózar, Los días
hábiles, Hiperión, 2019.
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