martes, 12 de mayo de 2020

Texto de María López Gálvez, 4º A



Esta semana, a partir de un fragmento de Nada, de Carmen Laforet (cuando Andrea llega a Barcelona, despierta en casa de sus abuelos y su mirada se detiene en un cuadro en el que se les ve aún jóvenes. Nos cuenta la llegada de estos a la casa, el paso del tiempo, lo feliz que fue allí de pequeña, para al final preguntarse cómo podía estar todo eso tan lejano...), el alumnado de 4º A y B han escrito textos rememorando etapas de su vida ligadas a las casas de sus abuelos. 




Pensar en mi infancia me causa nostalgia. Parece que fue ayer cuando estaba jugando al pilla-pilla con mi hermano en el comedor de mi abuela. Poco después, mi abuelo subía enfadado para decirnos que cogiéramos un libro en vez de jugar tanto. Podría describir cada detalle de esa casa tan enorme en la que viven mis abuelos, cada rincón, incluso sabría decir qué hay en cada cajón y dónde encontrarlo todo. Sin embargo, con el tiempo ha cambiado y he ido descubriendo en ella cosas nuevas de las que antes no tenía ni idea.

Siempre está tan limpia que veo brillar el suelo de mármol rojo y no hay ni una sola mota de polvo en ningún mueble. Cuando me quedaba allí algunos fines de semana, mi abuela nos preparaba tortitas por la mañana y por la noche, los sábados, nos íbamos a la cocina a ver la tele porque mi abuelo veía los políticos en el salón. Solía decirle a mi abuelo que sus vasos de leche estaban más ricos que los de nadie y, aunque él me decía que le añadía un ingrediente secreto, un día me fui escondiendo por toda la casa hasta llegar a la cocina y descubrí que lo que le echaba era miel. En ese momento me creí una verdadera espía, fue un momento muy divertido. Haciendo una voltereta, me hice un esguince y mi hermano y yo nos caímos del sofá mientras nos peleábamos.

Cada vez que pienso en su sótano, la chimenea inunda mi mente con la Navidad.  Allí he pasado mis mejores Navidades, con toda la familia reunida, bailando, comiendo y jugando. Es increíble imaginarme cómo era todo antes, las cosas que han cambiado y las que siguen igual, cómo ha pasado el tiempo y cómo hemos cambiado todos.

Recordar todas las anécdotas me hace sentir rara, nunca quise crecer y cuando pienso que cada día me hago más mayor y ellos también, me asusta. No quiero perderlos y me gustaría poder volver a ser una niña y revivir todos y cada uno de estos momentos, porque ellos son mi infancia.

María López Gálvez, 4º de ESO A

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