jueves, 28 de mayo de 2020

Un cuento de Marta Haro (3º de ESO A) sobre el tópico "Amor post mortem"

Por y para siempre.

La mañana del 28 de abril era soleada; se podría decir que el
cielo se mostraba tan claro, que no habrías encontrado ni una
sola nube a kilómetros. Era un día perfecto, que sin ninguna
duda sabía que tenía que pasar con mi novio.

Aprovechamos toda la mañana para ir a la playa, temprano,
cuando no había apenas gente que pudiese impedir que
escucháramos el sonido de las pequeñas olas del mar, chocando
entre ellas en la orilla. El agua era cristalina, eso causaba que se
pudiesen ver una cantidad innumerable de diminutos peces de
colores. Era el panorama perfecto.

-Hagamos una cosa - me dijo mi novio, interrumpiendo mis
pensamientos. – A partir de hoy a media noche, quiero que
pasemos una semana entera sin escribirnos, llamarnos, ni tener
ningún tipo de contacto.
- ¿Con qué propósito? - le pregunté.
-Quiero ver si eres capaz – dijo con un aire de superioridad.
- Entonces me estás retando. Eso es fácil, es sólo una semana.

Después de nuestra conversación, permanecimos el resto del día
juntos, teniendo en cuenta que esa sería la última vez que
íbamos a pasar el uno con el otro, hasta el lunes siguiente.
Él se mostró especialmente cariñoso conmigo, cosa que pensé
que sería debido al reto que me había propuesto por la mañana. Ese
pensamiento cambió cuando llegó el lunes siguiente.

Había sido una larga semana, sin poder ni siquiera hablar con mi
novio, pero la situación fue llevadera, ya que sabía que iba a
volverlo a ver ese mismo día.
Decidida y emocionada, fui a visitarlo a su casa para decirle que
había pasado su reto perfectamente. No me di cuenta de lo que
había pasado hasta que abrió la puerta su madre.
-Hola… ¿necesitas algo? – me preguntó con los ojos llorosos. Algo no
iba bien.
- Buenos días, ¿está usted bien?, vengo a ver a su hijo- el corazón me
latía a mil, no tenía ni idea de por qué la madre de mi novio
estaba a punto de estallar en lágrimas.
- Mi hijo murió el jueves pasado, a causa de una grave
enfermedad que llevábamos meses tratando, pensaba que ya
estarías informada ya que el pasado domingo le dieron cuatro
días de vida- finalmente rompió en llanto e hice lo mismo.
No tenía palabras, no quería creer que fuese real lo que acababa
de escuchar. No podía ser real.
-Te escribió una nota, la encontré en su dormitorio…- me ofreció
la carta y con un gesto me dijo que iba a volver a entrar en casa.
Cuando lo hizo, me quedé sola en la acera. Mis manos
temblaban de una forma que jamás había experimentado antes, pero
reuní el valor suficiente para abrir lo que llevaba diez minutos
sosteniendo.

"Hola mi amor, lo has hecho estupendamente, has podido pasar una
semana sin mí, ahora solo tienes que seguir haciéndolo el resto de tu vida.
Te quiero, y siempre te querré."

Sentí como si no pudiese respirar, un nudo en mi garganta que
no desaparecía no me permitía coger aire. Seguidamente me
odié a mí misma por no haber pasado esos cuatro días con él; la
culpabilidad me mataba por dentro, aunque no tuviese mucho
sentido. Yo no sabía que tenía una enfermedad, él me pidió que
pasáramos una semana sin vernos, no debía sentirme culpable, 
me repetí un millón de veces con el propósito de
poder creerlo de verdad.

Mañana hace un mes de su muerte, pero juro que siento que ya
han pasado años.
Lo sigo y seguiré amando, por y para siempre.


Marta Haro, 3º de ESO A

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