jueves, 21 de marzo de 2019

AUTORAS DE LA GENERACIÓN DEL 50: María Beneyto

(Valencia, 1925- ibíd., 2011)

Poeta y narradora española nacida en Valencia, en 1925. A los tres años se trasladó con su familia a Madrid. Durante la guerra, vuelve a Valencia. En esta ciudad se formará, encontrándose con una nueva lengua y una nueva cultura que explicará su producción poética bilingüe. Su dedicación a la escritura comienza muy pronto. Será en Valencia donde se empiece a relacionar con grupos literarios y a formarse de forma autodidacta.
Sus primeras obras son en castellano (Canción olvidada y Eva en el tiempo). En los años 50 empieza a publicar poemarios en valenciano y empieza a hacer sus primeras incursiones en la novela (La prometida, La mujer fuerte...). Tras su libro de poemas Vidrio herido de sangre, de 1977, se inicia un periodo de silencio (una constante en la trayectoria poética de muchas de estas autoras del 50). En los años 90 vuelve a publicar, primero una antología poética y después varios libros de poemas, siendo esta última una etapa muy prolífica en la que incluso se vuelve a reeditar su novela La gente que vive al mundo.
Ha sido recogida en numerosas antologías y estudios, tanto de poesía valenciana como castellana. Fallece el 16 de marzo de 2011.


Punto final

Iban los vencedores con sus himnos
y su orgullo, y su grito, por las calles.
Las palabras del júbilo eran rosas,
guirnaldas y banderas. Bienvenidas.
(Por la raya del mar, el barco iba
—el último de todos— hacia lejos:
el exilio, la angustia, el cielo extraño,
la extraña tierra…  Sangre en las raíces.)
Ese himno ya no. !Callad, silencio…!
Tuvimos que aprendernos las palabras
del nuevo modo de salvar el mundo,
la música del pez en la pecera.
(Los himnos fenecidos, los pusimos
detrás de la memoria. Con ramajes
y camuflaje de hojas. Encerrarlos
era como enterrar la infancia en ellos.)
Desfiles. Tiempo nuevo. No pudimos
adaptarnos muy pronto. Más desfiles.
Quizá aquella gente extraña era,
en verdad, la verdad. Y la victoria.
(En la raya de Francia, los vencidos,
y en un flanco de España, la derrota:
los heridos, los vivos, y los otros.
El camino final. Y la posguerra.)
Se habló entonces de patria. De los hijos.
De Castilla la grande. Y en los montes
sólo una mano de la muerte
hacía la señal de la cruz sobre la guerra.
(Ellos tuvieron sólo el gran silencio.
Sólo su herida al lado de la tierra,
huesos que hay que olvidar. Muertos de España
a quienes nadie da nombre de muertos.)
María Beneyto

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